Autor: Rafael Boix Fayos, Educador Social,
Magister en Etica y Democracia, Mediador Comunitario, miembro de Bitar-Bask, Asociación Vasca de Mediación (Asociado/a Nº 0046).
Vivimos en una
sociedad en constante cambio. Con el nacimiento de la democracia, la creación
de nuevos servicios e infraestructuras básicas que han permitido la
modernización de nuestros servicios han dado lugar a las ciudades y pueblos del
siglo XXI. También se ha avanzado en la profesionalización de la administración
y de los servicios privados para ofrecer un servicio de calidad a la
ciudadanía.
Treinta años después, superadas las
carencias más acuciantes, renace con fuerza el debate de la participación, de
la implicación de los ciudadanos en la acción pública y privada. Es necesario
superar la dialéctica del ciudadano consumidor pasivo de servicios públicos o
privados y la administración tecnocrática asignadora de recursos inacabables.
De hecho, una parte significativa de la
ciudadanía ha empezado ya a implicarse en la gestión de la convivencia diaria.
Pide ser partícipe de la detección de sus necesidades, pero también de la
elaboración de mecanismos para corregirla.
En este contexto, la Mediación Vecinal
o Comunitaria aparece como una nueva vía que permite esa corresponsabilización
de la ciudadanía en todo lo relativo a sus conflictos convivenciales: tanto en
su detección como en la resolución. Y lo es en un momento en el que la
conflictividad es creciente, derivada de problemas como las diferentes
concepciones en el uso del espacio público, la dificultad de autonomía de los
jóvenes o la creciente llegada de personas con otras culturas y otras formas de
convivencia.
La Mediación Comunitaria aporta
herramientas para la gestión de estos conflictos y corresponsabiliza a
ciudadanos, gestores públicos y privados. La Mediación Vecinal pretende mejorar
la convivencia y aumentar la corresponsabilización y el trabajo conjunto entre
ciudadanos y entidades públicas y privadas, implica al ciudadano como un
miembro activo más en la búsqueda de soluciones sociales y en la resolución de
sus problemas:
Busca
que los ciudadanos no recurran al juez cuando tienen un problema y fomenta que
sean lo suficientemente flexibles para reconocer las razones del otro y que
participen activamente en la búsqueda de soluciones. Desde la perspectiva de la
mediación comunitaria, se entiende que el conflicto es una situación normal que
se produce siempre que hay dos o más opciones o alternativas frente a una
situación, y éstas se perciben como incompatibles o contradictorias entre sí.
Por lo que el conflicto es un elemento estructural y estructurador de la vida
en comunidad que a menudo se convierte en inevitable.
Es de todos conocido que
la convivencia entre vecinos no siempre es fácil ni pacífica. Múltiples son los
motivos que generan desencuentros, y múltiples las consecuencias que conlleva
el deterioro de estas relaciones que, en muchas ocasiones, terminan alterando y
entorpeciendo la convivencia entre el resto del vecindario o comunidad.
Todo esto redunda en una
carga añadida de problemas y complicaciones que acaban recayendo en la mayoría
de los casos en los administradores de fincas quienes, ajenos al conflicto,
acaban teniendo que lidiar entre las partes asumiendo, involuntariamente, un
rol intermediario que no suele traer más que quebraderos de cabeza y una gran
pérdida de tiempo. Y parece no haber excepción, antes o después ocurre en todas
las comunidades.
Tradicionalmente este
tipo de desencuentros han quedado enquistados sin que nadie, salvo los
implicados que continúan con sus rencillas, se hiciera cargo de ellos o, en
casos extremos, acaban, previa denuncia, resolviéndose en los tribunales con
todo el coste económico y personal que esto conlleva y, sobre todo, sin que las
diferencias queden resueltas o, cuanto menos, apaciguadas.
La Mediación Vecinal
trata de un método de resolución de conflictos en el que las dos partes
enfrentadas recurren voluntariamente a una tercera persona imparcial que es el
mediador, y éste ayuda a orientar las
relaciones de tal forma que las partes en conflicto puedan expresar y articular
sus necesidades y sus intereses en un marco de reconocimiento mutuo y búsqueda
de soluciones en un horizonte de reconciliación. La mediación ayuda a las
partes a no dicotomizar el conflicto, a percibir con una perspectiva diferente
la realidad que viven como conflictiva y a asumir que las dos partes pueden
tener visiones diferentes y, aún así, resolver pacíficamente y
satisfactoriamente sus diferencias.
La mediación es un
método para resolver conflictos y disputas. Es un proceso voluntario en el que
se ofrece la oportunidad a dos personas en conflicto que se reúnan con una
tercera persona neutral, que es el mediador, para hablar de su problema e
intentar llegar a un acuerdo.
Su carácter es
totalmente voluntario: Las partes podrán iniciar en cualquier momento, de
manera voluntaria y libre, un procedimiento de mediación y finalizar el mismo
en cualquier fase del procedimiento ya iniciado.
Es un recurso actual,
con un presente y futuro importante dentro de los procesos de la Administración
de Fincas, y explicaremos esta afirmación. La Mediación Vecinal es un proceso
alternativo al sistema judicial, mucho más rápido y económico que éste, que
tiene además la principal y gran ventaja de resolver litigios de una manera
mucho más satisfactoria y estable que las medidas bajo sentencia judicial. Esto
es así porque son los propios implicados los que deciden y negocian, junto con
la intervención del mediador, cuáles son las soluciones más adecuadas de las
que disponen para que todos ellos se sientan ganadores. Y siendo esto así, está
demostrado que los acuerdos alcanzados tienen un índice de cumplimiento más
elevado que, como ya hemos dicho, una sentencia judicial en la que siempre hay
uno que “gana” pero otro que “pierde”. El papel del mediador es conducir un
proceso que lleva a las partes implicadas a encontrar respuestas de una forma
responsable.
Asimismo, los acuerdos
derivados de una mediación son más duraderos, ya que son las propias partes en
conflicto las que lo deciden y se asumen como propios.
Se trata, por tanto, de
una magnífica arma para afrontar los conflictos originados dentro del
vecindario, entre particulares, comunidades o de comunidad y particulares, y
con los que tienen que enfrentarse día a día los profesionales de la
Administración de Fincas y que resultan una gran pérdida de energía y tiempo al
tener que escuchar a las partes con sus continuas quejas y requerimientos. El
Administrador de Fincas, a menudo, ve pocas posibilidades de resolver estos conflictos, dado que las
partes no ceden un ápice en sus posiciones, por lo que se ve incapacitado para
poder solucionar conflictos que se alargan en el tiempo. La Mediación Vecinal,
por tanto, es la respuesta a la necesidad social de nuevas formas de resolución
de conflictos.
La mediación vecinal
adecua el procedimiento de mediación a la gestión de este tipo de conflictos,
es decir, sin perder la perspectiva de que ambas partes tendrán que seguir
relacionándose. Se debe garantizar, por tanto, que puedan seguir manteniendo
una relación viable de vecindad en el futuro.
La mediación es siempre
voluntaria y confidencial. Inicialmente, los mediadores hablan por separado con
las partes para invitarlas a participar en el proceso de mediación, quienes
deciden si acuden o no. Asimismo nada de lo que se diga durante las sesiones
puede ser utilizado como prueba en un posible juicio posterior, en cuyo caso
los mediadores tampoco podrán ser llamados como testigos.
Con todo ello, cabe
destacar que la mediación no es una cuestión de buena fe, ni buena voluntad. Es
un ejercicio profesional que requiere formación específica en técnicas de
gestión y resolución de conflictos, así como conocimientos en aspectos legales,
psicológicos y sociales.
La mediación comunitaria
o vecinal es una nueva profesión autónoma, independiente, con formación
académica y sometida a principios éticos y deontológicos. La valoración de esta
profesión en los procesos de selección de los equipos de mediación comunitaria
impactará en los programas de formación universitaria y en calidad del servicio
a los ciudadanos.
Existen estadísticas que
señalan que en un 75% de los casos acaban en acuerdos con tan sólo una o dos
sesiones de mediación, que suelen durar como máximo, dos horas cada una. Años
de enfrentamientos, insultos, denuncias, reuniones de comunidades de
propietarios subidas de tono, se resuelven en el 90% de los casos en estas
sesiones de mediación.
Los mediadores pueden y
deben ser un apoyo en aquellas comunidades desbordadas por conflictos de
carácter comunitario e incapaces de resolver sus diferencias por sí solas,
liberando al resto de vecinos, presidentes de la comunidad y administradores de
fincas.
Las ventajas de la
economía y el tiempo de la mediación frente a un proceso judicial para la
resolución de conflictos vecinales son esclarecedoras, veamos:
La media de un proceso
de mediación por un conflicto vecinal no suele sobrepasar las cinco sesiones,
esto puede suponer un coste no superior a 600 euros, el tiempo medio estimado
es de 4 a 5 semanas para el desarrollo y resolución del proceso de mediación.
La media de un proceso
judicial por un conflicto vecinal es de 12 a 18 meses y un coste medio de 2.500
a 3.000 €.
Desde Bitar-Bask,
Asociación Vasca de Mediación, pensamos que los Administradores de Fincas y los
vecinos de cualquier comunidad pueden ganar mucho tiempo y dinero recurriendo a
un proceso de mediación previo a un proceso judicial por las ventajas que
aporta para todas las partes. Ofrecemos un servicio profesional para intervenir
en conflictos interpersonales que suceden en el ámbito de la administración de
bienes inmobiliarios, ayudando a que las partes lleguen ellas mismas a un
acuerdo, creando el mediador un espacio de diálogo para favorecer el acuerdo.
Desde esta perspectiva,
entendemos que el conflicto forma parte natural de nuestras relaciones
cotidianas. Somos individuos con necesidades, preferencias, puntos de vista,
intereses y valores diferentes, por lo que es inevitable que entremos en
conflicto; lo importante es cómo lo afrontamos. Partimos de la idea de que los
conflictos son oportunidades de transformación si se crean alternativas de
solución pacíficas y equitativas para mejorar las relaciones y por tanto la
convivencia. Transformar ese conflicto en elemento enriquecedor para las
partes requiere la utilización de ciertas habilidades y procedimientos, uno de
ellos es la Mediación.
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